El gobierno de México aprobó un nuevo paquete de aranceles a productos importados de países con los que no existe tratado comercial, como parte de una estrategia para proteger el empleo nacional y fortalecer la industria mexicana frente a prácticas de competencia desleal. La medida busca frenar la entrada de mercancías a bajo costo que han afectado a sectores productivos clave del país.
De acuerdo con autoridades federales, la política arancelaria tiene como objetivo proteger alrededor de 350 mil empleos, principalmente en industrias como la manufactura, el sector textil, el calzado, el acero y la automotriz. Estos sectores concentran una parte importante del empleo formal y han enfrentado presiones por importaciones subvaluadas que compiten en condiciones desiguales.
El gobierno sostiene que los nuevos aranceles no buscan cerrar el mercado, sino establecer un “piso parejo” para la competencia, permitiendo que las empresas nacionales puedan sostener su producción y conservar fuentes de trabajo. Además, se ha señalado que el impacto inflacionario sería limitado y controlado.
Sin embargo, especialistas advierten que el efecto real de la medida dependerá de su correcta aplicación y supervisión. También subrayan que los aranceles, por sí solos, no garantizan una industria fuerte si no se acompañan de políticas que impulsen la productividad, la innovación y el acceso al financiamiento, especialmente para pequeñas y medianas empresas.
Más allá de los indicadores económicos, la decisión tiene un impacto social directo. Cada empleo protegido representa estabilidad para miles de familias, particularmente en regiones industriales donde la pérdida de trabajo puede traducirse rápidamente en precariedad.
El reto para México será lograr un equilibrio entre proteger el empleo, mantener precios accesibles y fortalecer una industria competitiva, sin depender únicamente de barreras comerciales, sino construyendo un modelo de desarrollo más sólido y sostenible.
La medida se dirige principalmente a importaciones provenientes de países asiáticos con los que México no mantiene acuerdos comerciales, como China e India, y no afecta a socios del T-MEC.
En el caso de China, los aranceles buscan encarecer productos importados a precios muy bajos para evitar que desplacen a la industria mexicana, especialmente en sectores como textil y calzado. La medida permite equilibrar la competencia y proteger empleos sin cerrar el comercio.
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